Ni autobuses de dos pisos, que no había tomate frito en los supermercados, que estaba siempre lloviendo… Una semana es poco para empezar a sacar conclusiones, y todo el mundo coincide en que estamos teniendo los mejores días del verano. Pero bien está que llego todos los días sudando al trabajo, y mucho peor por la tarde, al volver a casa, con todo el sol de cara.
No durará mucho, eso ya lo sé, pero.. ¿y lo bien? Eso sí, certifico a todos que en el tema alimentario no están tan mal, simplemente no puedes buscar tomate frito en un supermercado, pero si buscas «Italian Passata», que es lo mismo, lo tienen hasta en el Tesco más chiquitajo. Lo que más estoy echando de menos, y no tengo narices a encontrarlo, son las legumbres: lentejas, garbanzos… Parece que aquí lo que se dice potaje no comen, no.
Y sí, siguen existiendo esas cabinas de teléfonos tan cucas, en muchas esquinas además -en España ya casi no veo nunca ninguna-. Y prácticamente todos los autobuses aquí tienen dos pisos, aunque puede que en Londres los hayan quitado ya, porque recuerdo hace mucho tiempo un telediario donde el notición del día fue ese. Aunque no diré nada de nuestra ingenuidad si pensamos que lo que sale en el telediario son las noticias importantes.
Cambiando radicalmente de tema, una lástima que ayer me quedé sin bici. Un muchacho muy apañao que se volvía para España la vendía -gran precio- y le tocó a su prima acercármela al mercado, con tan mala suerte que le venía super alta y la tuvo que traer empujando. Pobrecita, que lástima me dio.
Pero es que el sillín estaba atascado en todo lo alto y no había narices a bajarlo. Incluso lo llevamos al mecánico por allí cerca, pero nos dijo que no había manera de bajarlo, que era cosa de la combinación de materiales. Todos los días se aprende algo. El caso es que yo tampoco llegaba a los pedales, así que allí dejé a la chiquilla, con la bici de marras, y yo me volví andando pa’ la casa. Suerte que había más pretendientes -para la bici, no para la prima, se entiende-, así que espero que haya algún mozalbete de mayor envergadura que yo que se la haya podido quedar, porque era un ofertón.
A ver si me encuentro otra del estilo.